Durante el 2004 las películas de superhéroes iban en aumento. Acabábamos de ver la segunda parte de Spider-Man y el siguiente año tendríamos una expansión importante en el género con Sin City y Batman Begins. Pixar decidió entrar al juego con The Incredibles, película dirigida por Brad Bird. Independientemente del éxito garantizado por parte de los fans incondicionales de Pixar, The Incredibles logró ser una curiosa adaptación de Watchmen y Fantastic Four. A pesar del gran éxito que tuvo (y el final que prometía el regreso de la familia Parr), Bird no tenía mucha prisa en escribir una secuela. Esto resultó completamente a su favor. Bird tuvo más de 10 años para pensar en la siguiente aventura y de paso aprender de las películas que serían estrenadas durante ese tiempo. Empecemos con los spoilers.
Estamos en una época en la cual la mayoría de las películas ya tienen una fecha de estreno a pesar de que su guión ni siquiera ha sido escrito. Esto nos lleva a una tendencia en la cual terminamos con productos diseñados para distraernos un rato y seguir con nuestras vidas. Pocas veces nos dan algo que se queda grabado en nuestras mentes. Siempre pensé que el haber dejado pasar tanto tiempo era un gran error, pero lograron evitar las tendencias negativas de estos días. No hubo un salto temporal en las vidas de estos personajes, no hubo una agenda política lista para ser metida con calzador, nos dieron la continuación directa a la película que vimos en el 2004.
Esta secuela se siente bastante orgánica, explorando lo que sucedería una vez que los superhéroes volvieran a la luz pública. El gobierno respondería de manera completamente negativa, mientras que la mayoría de la población los recibiría con los brazos abiertos, teniendo presentes los aspectos positivos de los superhéroes. Es en Winston Deavor donde podríamos encontrar a alguien similar a las personas que actualmente nos han brindado joyas como Cobra Kai. Winston es un empresario el cual desea honrar a sus héroes de la infancia dándoles una nueva oportunidad, utilizando los avances tecnológicos para que vuelvan a maravillar al mundo. Si, parte de esto es negocio, pero la razón verdadera detrás de sus actos es amor por aquellas personas que lo inspiraron de niño. Este es el mismo espíritu con el cual se realizó Incredibles 2.
Los 14 años de distancia entre películas nos brindan diferentes niveles de identificación. Muchos que se vieron identificados con Dash y sus ganas de ser reconocido ahora lo hacen con Bob y los retos de ser padre. Hay mujeres que se vieron reflejadas en Violet y que ahora se ven a sí mismas en Voyd, agradeciéndole a Elastigirl por haber sido un modelo a seguir durante su crecimiento. Creo que esa es la esencia de los superhéroes y el por qué se han mantenido vigentes todo este tiempo: Nos identificamos con ellos y nos inspiran a ser mejores. Con Marvel nos identificamos con los problemas personales de Peter Parker o con la lucha interna de Tony Stark, mientras que Superman y Batman nos inspiran a ser mejores personas. Es por eso que para muchos la primera entrega de The Incredibles es la mejor película de superhéroes. En ella ven todos los elementos que hacen de los superhéroes algo tan importante en el mundo.
Tal y como sucede con la mayoría de estas historias, el villano posee una motivación completamente personal, algo más allá de la simples ganas de destruir la ciudad o matar al héroe. Dicha motivación va completamente de la mano con lo que dije en el párrafo anterior. Buddy Pine/Syndrome era fan de Mr. Incredible cuando era joven. Su influencia fue tal que él quiso convertirse en superhéroe a pesar de no poseer ningún poder. Al no haber sido reconocido como un colega héroe, Buddy se sintió traicionado y vio a Mr. Incredible como un hipócrita, alguien que no le es fiel a los ideales que representa. Por su parte, Evelyn Deavor/Screenslaver ve la admiración hacia los héroes como un defecto, una obsesión la cual llevó a su padre a la muerte. A pesar de tener métodos diferentes, los actos de ambos tienen el mismo origen y finalidad: el haberse sentido traicionados por los héroes y demostrarles que son innecesarios. Syndrome busca demostrar que cualquiera puede ser un superhéroe sin la necesidad de poderes o ideales. Screenslaver quiere demostrar que la humanidad no necesita de los superhéroes, ya que su existencia solo limita a los ciudadanos comunes.
Una de las cosas que me sorprendieron bastante fue la diferencia abismal entre la animación de ambas películas. Si, son más de 10 años de distancia, pero el avance es impactante. Hubo cambios en los diseños de los personajes, pero logran mantener su esencia. La ciudad dejó de estar vacía y completamente cuadrada, ahora llena de personas y detalles. Los personajes presentan detalles de los actores que les prestaron su voz, como Elastigirl moviendo la boca hacia un lado cuando habla, tal y como lo hace Holly Hunter. Vi la primera parte un par de días antes de ver Incredibles 2 y pensé que aún lucía bien, pero poniéndola al lado de la nueva entrega palidece bastante.
Incredibles 2 es una secuela que logra superar las expectativas que se formaron durante más de 10 años. Con una buena historia y excelente animación, la familia Parr vuelve para que nos pongamos al día con ellos y hacernos recordar por qué los superhéroes son tan importantes en nuestras vidas.
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