5 feb 2016

The Hateful Eight: Tarantino todavía tiene historias que contar.


 A muchos no les parecerá que diga que Tarantino ya perdió el encanto desde hace tiempo. Esta es una triste realidad. Los proyectos post-Kill Bill han dejado mucho qué desear. Death Proof es tortura visual que ni Mary Elizabeth Winstead en uniforme de porrista puede rescatar, Inglorious Basterds solo es rescatable por sus primeros 20 minutos y Django Unchained logró que perdiera todo interés en este director. The Hateful Eight es su nueva película y era obvio que esperaba lo peor de ella. Para mi sorpresa, Tarantino está volviendo a sus raíces y eso no es algo malo. Empecemos con mi reseña. Recuerden, vienen spoilers.

 Creo que la comparación con Reservoir Dogs es bastante acertada. The Hateful Eight se parece bastante a Reservoir Dogs pero no cae en el auto-fusil. Algo esencial que todos deben entender es que Quentin Tarantino se maneja al mismo nivel que cualquier futuro director el cual realiza sus fanfilms. Es bien sabido que arma sus películas utilizando no solo canciones ya existentes, sino personajes, tomas, historias y diálogos que ya hemos visto anteriormente. The Hateful Eight no es la excepción. Sus películas son una combinación de cosas que le gustan y es en los diálogos donde encontramos su fortaleza.

Tarantino le mandó el guión a varios de los actores y, para variar, terminó en internet. Por un buen tiempo Tarantino decidió que ya no haría la película y se enfocaría en otros guiones. Se le bajó el coraje y decidió grabarla en 70 mm, esto para darle todo el look de Western. Una excelente idea la cual deja de tener sentido cuando te enteras que el 85% de la película ocurre dentro de una cabaña. La película dura casi 3 horas y recordemos que ya no estamos ante el mismo Tarantino que nos puede entretener con personajes hablando trivialidades. Por fortuna Tarantino logra hacer que estos personajes sean verdaderamente interesantes y además la época en el que transcurre la historia no le permite salirse de la trama para que los personajes hablen acerca de alguna banda setentera o alguna película de los cuarentas.

 Como ya dije, los personajes son bastante interesantes, además de que su naturaleza nos hace no saber en cuál de ellos confiar, tal y como ocurre durante la historia. Ni uno solo de ellos cuenta con las características suficientes como para ser considerado "de los buenos". Las primeras 2 horas poseen muy buen ritmo, conocemos (o creemos conocer) a los personajes y desearíamos haber puesto mayor atención en cuanto mueren los primeros. Todo el asunto de "¿Quién es el culpable?" suena muy similar a Reservoir Dogs, pero Tarantino logra contarnos la historia de tal modo que no apartamos los ojos de la pantalla. En Reservoir Dogs teníamos a un grupo de criminales cuya mayoría presenta características bastante humanas. Un detalle aplaudido y repudiado en su momento. Aquí no existe un Mr. Orange o un Mr. White, aquí todos ellos son seres corruptos y podridos. Ninguno de ellos realmente merece salir de la cabaña con vida.

 The Hateful Eight es prácticamente una obra de teatro y es por eso que el intermedio que tiene en los cines de EUA es más que necesario. La película fluye bien durante las primeras 2 horas pero definitivamente es necesario tomarse un respiro, más porque esto le permite a la audiencia analizar las pistas que captó hasta ese momento.
 
 La última hora es donde las cosas se acercan más al Tarantino actual y esa es su mayor falla. Parece que el único modo que tiene ahora para terminar sus películas es con un festín de balas y galones de sangre. La historia de cómo Bob y el resto de la banda llegan a la cabaña de Minnie es lo que más sabe a Tarantino y no por sus características positivas. Tenemos los diálogos cansados que no llevan a ningún lado, con su respectivo flirteo indirecto a Zoe Bell, la famosa doble de acción que hizo algunas de las escenas más impactantes de Kill Bill. Es hasta este punto que vemos a Channing Tatum y hace un buen trabajo con el tiempo que le dan.

 ¿Hablamos de la escena más polémica de la película? El Mayor Marquis decide cobrar venganza ante Smithers por todos los afroamericanos que asesinó en la Batalla de Baton Rouge. El Mayor le cuenta a Smithers una historia bastante cruel acerca de su hijo, un relato en el cual lo humilla al obligarlo a practicarle sexo oral. Una escena bastante incómoda la cual logra generar diferentes respuestas por parte de la audiencia. Hay quienes la ven como un chiste, como una de esas escenas violentas pero cómicas que Tarantino ha escrito anteriormente, otro la ven como la escena más cruda que él ha dirigido. Lo más importante es que la escena logra cumplir su principal misión: Ver qué tipo de persona es el Mayor Marquis y que, de estar mintiendo, lo que describe es algo que seguramente haría o que quizá ya llegó a hacerle a alguien más. Como dije al inicio, no hay un bando qué tomar en esta película.
 
 The Hateful Eight es una película que finalmente nos muestra cosas nuevas en el universo de Tarantino. Si bien no ocupa un lugar al lado de sus primeros trabajos, es una muestra de que todavía tiene cosas qué contarnos.

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