4 jun 2011

X-Men: First Class es justo la película que merecían los mutantes.

Si a Thor no le tenía fe, a First Class mucho menos. Ésta fue la primera película que aplicaba el "no, hagamos otra antes de perder los derechos" (contando Wolverine como spin-off), una urgencia por sacarle los últimos centavos a una franquicia demacrada por la ambición de los productores y directores. El retorno de Bryan Singer era como el del hijo pródigo, quien abandonó a los X-Men para dejarse llevar por una franquicia que en su momento le demostró a Hollywood que las cintas de superhéroes eran un buen negocio. En el 2006 vimos cómo los X-Men terminaban su historia con personajes desperdiciados y dándole en la madre a lo que habíamos visto en las 2 anteriores, mientras que Superman Returns se enfocó en una audiencia a la cual le valen madre los superhéroes.

Singer regresó como productor (supongo que en parte porque sabía que no tenía contentos a los fans) y cedió la mesa de director a Matthew Vaughn, quien el año pasado había demostrado que tenía madera para adaptar comics con Kick-Ass. Si con Kick-Ass Vaughn tuvo el reto de adaptar un comic que no había terminado de publicarse, con First Class se tuvo que enfrentar al lado oscuro de Marvel y los obstáculos a lo cuales les debemos X-Men 3 y Spiderman 3. Vaughn se subió al barco y le pidieron hacer las cosas en joda loca, esperando que se estrenase éste año. Sin embargo, ya era 2011 y la producción no había terminado, no siquiera estábamos hablando de reshoots, eran meses de distancia la película estaba lejos de estar completa.

Todo esto sumado a la pésima campaña publicitaria, con imágenes filtradas, posters en su mayoría mal hechos y trailers que no ofrecían demasiado. Si los fans arman posters y videos mejores a los oficiales, es evidente que hay un problema. Es por eso que la sorpresa fue enorme al ver que Matthew Vaughn no decepcionó y nos dio la que probablemente sea la mejor película de X-Men.

La cinta es una precuela de las otras películas de X-Men, el debate que hay actualmente entre los fans es si se deben tomar en cuenta X-Men 3 y X-Men Origins: Wolverine, no tanto por lo jodidamente horrendas que son, sino porque algunos puntos de continuidad no coinciden. Eso lo comentaré más adelante. Las exigencias de Marvel y el poco tiempo no fueron los únicos problemas que tenía la película, también la ausencia de rostros conocidos en cuanto a personajes. El equipo "First Class" de los comics lo integran Cyclops, Iceman, Jean Grey, Angel y Beast. Al ser una precuela ubicada en los 60, el único integrante de ese equipo que vemos es Beast. Si, tenemos a Magneto, a Xavier y a Mystique, pero son otros actores y a momentos su actitud es diferente a lo que recordamos.

Michael Fassbender como Magneto es la fuerza principal de First Class. Durante un tiempo se estuvo preparando una película de Magneto, el proyecto se descartó pero varias partes del mismo aparecen en First Class. Vaughn grabó de nueva cuenta la secuencia inicial de X1, incluyendo ahora el encuentro con Sebastian Shaw y explicando el nivel de ira que tiene Erik Lensherr en su interior. Durante First Class, la sed de venganza de Erik lo mantiene solo, alejado de todos los demás, al punto en el que piensa que es el único con poderes y gracias a ellos, el único que puede cobrar venganza, pero dicho acto es enteramente personal, no enfocado a los que consideraría sus iguales. Es por eso que al conocer a Xavier y ver que existen personas como él lo ve como una segunda oportunidad, como una manera de hacer las cosas bien, poder defender a los suyos y, aún más importante, demostrarles su superioridad. El camino de Erik en First Class empieza siendo solitario, pero al final logra identificarse con los demás. Gran parte de lo que vemos de Erik es como sacado de una buena película de espías, la secuencia de Argentina, de no ser porque utiliza sus poderes, bien podría pertenecer a alguna película de James Bond.

La fuerza de las secuencias y el impacto que tengan en la audiencia son gracias al estilo de Matthew Vaughn. Tanto las secuencias de Magneto como de Mystique logran que nosotros como audiencia conectemos y nos importe lo que les llegue a suceder. En las películas que dirigió Singer se mantiene constante el debate de pertenecer o no a la sociedad y utiliza a Rogue como vehículo para que el público sienta lo que es ser un mutante, pero creo que aquí a través de Mystique y Beast logramos conectar. Tal y como se lo dice Magneto, la aceptación primero debe darse en uno mismo, lo que piense el resto es su problema.
El inicio con Shaw matando a la mamá de Erik y el recuerdo que tiene de ella llegan al nivel que posee la muerte de Big Daddy en Kick-Ass. Creo que en ninguna de las otras películas se logra definir de una manera tan clara la postura de los mutantes en el mundo, tanto X-Men como Brotherhood. En cuanto a referencias a Kick-Ass, encontré que Erik posee una pared similar a la de Big Daddy, con datos e imágenes de las personas a las que planea eliminar, con un dibujo de su objetivo principal y, tal y como lo hace Hit Girl con un shuriken a la frente de Frank D'Amico, Erik lanza la moneda del mismo modo al dibujo de Sebastian Shaw. Otra referencia mucho más sutil es el tener a dos personajes que son aliados platicando mientras uno le va a disparar al otro, como Big Daddy y Hit Girl.

Ahora, hablemos de uno de los elementos que actúa como fuerza y debilidad de la película: la continuidad. La amistad que forjan Xavier y Erik es evidente, mostrando detalles que el futuro se menciona como la creación de la escuela, así como sus constantes juegos de ajedrez donde siempre se mostraban sus diferentes puntos de vista en cuanto a la relación de los mutantes y humanos. La chica que se encuentra Xavier en el bar tiene los ojos de los mismos colores que el hijo de William Stryker, personaje que tiene una mención en la reunión de la CIA. La frase que utiliza Xavier para ligar es similar a su monólogo del inicio de X1. Magneto adopta la frase de Sebastian Shaw "Nosotros somos el futuro". Pero sobre todo no olvidemos el par de cameos que sirven como conexiones: Wolverine y Mystique. Ambos se agradecen bastante pero son ellos los que nos hacen recordar que estamos en el mismo universo de las otras cintas y es ahí donde los problemas inician.
En X-Men 1 y 2, Xavier explica que Erik le ayudó a fundar la escuela, reclutar mutantes y construir a Cerebro. Magneto está tan involucrado en su creación que él lo modifica en ambas películas, se hace el casco para bloquear telepatía, además de que en X2 Stryker le saca toda la información tanto de Cerebro como de la escuela. Aquí vemos que Beast es quien crea a Cerebro, sin que ellos metieran mano. El casco ahora se origina de Sebastian Shaw, quien lo pierde a manos de Magneto. Otro de los cambios fuertes es la manera en la que Xavier queda paralítico. Si bien es una buena escena, contradice lo que hemos visto en las anteriores, ya que tanto en X3 como en Origins, lo vemos caminando. En X3 es Moira McTaggert quien contacta a Xavier al inicio para comentarle del paciente que permanece inconsciente y el cual después de los créditos utiliza para meter su mente y mantenerse con vida. Estos sólo son algunos puntos, seguramente irán apareciendo más.

X-Men: First Class es la segunda gran sorpresa de Marvel éste año, una película entretenida y bien armada que nos hace recuperar la fe en los mutantes. Para los que les encanta mamasearse y etiquetar las otras cintas como "es que esas no son de X-Men, son de Wolverine y sus amigos", ésta es la película que estaban esperando.

2 comentarios:

changomugroxo dijo...

Una pregunta.. por que el personaje de Kevin Bacon cuando recibe al niño Magneto se ve viejo.. y despues se ve mas joven ...? o vi mal...?

Angel Reyes dijo...

Si, Sebastian Shaw luce más viejo al inicio de la película. La explicación que le dan es que él puede canalizar la energía que ha absorbido para rejuvenecer sus células, es por eso que luce joven el resto de la película y por lo mismo tiene una apariencia extraña antes de que Magneto lo interrumpa al final.