"La gente alguna vez creyó que, cuando alguien muere, un cuervo lleva su alma a la tierra de los muertos. Pero a veces, sucede algo tan malo que una terrible tristeza le acompaña y el alma no puede descansar. Entonces a veces, solo a veces, el cuervo puede traer de regreso el alma para arreglar las cosas".
Este es el monólogo con el que inicia The Crow, película dirigida por Alex Proyas y esteralizada por Brandon Lee. Hoy, 13 de Mayo, se cumplen 20 años de su estreno y creo que es más que obligado hablar acerca de ella. A pesar de estar marcada por una tragedia y una serie de secuelas que no son ni su sombra, The Crow sigue ocupando un lugar muy especial en la vida de millones de personas.
He de confesar que, cuando se estrenó, no llamó mi atención en lo más mínimo, en especial por los comentarios de mis compañeros de escuela. "¡Es buenísima porque está superviolenta!" llegué a escuchar en más de una ocasión, sumado al "Es que es la última película del hijo de Bruce Lee, se murió por la maldición de su familia". Todo mundo (o al menos las personas que conocía) la amaban por las razones equivocadas. Esto, junto con la aparición de secuela tras secuela y la invasión de malos cosplayers cuando empezaron las convenciones en México me mantuvieron alejado de esta película por largo tiempo.
No fue hasta hace un par de años que tuve mi contacto con ella mientras la pasaban en cable. Podríamos decir que The Crow llegó a mi vida en el momento preciso y se convirtió en una de mis películas favoritas, los que me conocen incluso podrían decir que fue mi obsesion por varios meses. Qué mejor excusa para poder hablar de ella que su 20 aniversario. Incluso recomendaría escuchar Burn, canción compuesta por The Cure para el soundtrack, mientras leen este artículo/carta de amor a esta gran película.
Si bien la famosa "Maldición de Bruce Lee" no es más que una leyenda urbana, la tragedia es un elemento siempre presente en las vidas de quienes han participado en la creación de este personaje. James O'Barr, el creador del comic, se vio inspirado en 2 eventos que marcaron su vida: Cuando leyó la noticia de una pareja que fue asesinada con tal de quitarles un anillo de compromiso de 20 dólares y la muerte de su novia al ser atropellada por un conductor ebrio. O'Barr nunca pensó en publicar el comic, para él solamente era una especie de ejercicio terapéutico para poder canalizar la tristeza y enojo que tenía en su interior. Nunca se imaginó que años después habría una adaptación de su trabajo, mucho menos que su realización también estaría marcada por una muerte.
The Crow fue pionera en muchos aspectos, empezando por el interés de los productores de Hollywood para hacer una película a pesar de que el comic todavía no terminaba de ser publicado y pertenecía a una editorial pequeña. Este tipo de casos los hemos visto recientemente con Scott Pilgrim y Kick-Ass. También se buscó el presentar una adaptación de comic más cercana a la realidad (Eric Draven llega a usar una gabardina ya que, para Proyas y su equipo, ese sería el look que tendría Batman en el mundo real), además de tener un tono mucho más adulto. O'Barr, Lee y Proyas lucharon para mantener la esencia del comic. Esto logró abrirle las puertas a proyectos como Sin City y Watchmen.También podemos verla como una de las primeras películas que demostraron que se podía terminar su producción a pesar del fallecimiento de uno de los actores, tal y como ocurrió años después con Oliver Reed en Gladiator.
Hubo muchas personas que se esforzaron para llevar a cabo la adaptación fílmica de The Crow, pero el espíritu, la fuerza detrás del proyecto, de principio a fin, fue Brandon Lee. Él acompañaba a los productores a las juntas con ejecutivos para conseguir el financiamiento. James O'Barr no estaba convencido de su casting, temiendo que la adaptación se convirtiera en una película más de artes marciales, pero las conversaciones que tuvo con Brandon Lee y los primeros días de filmación lograron convencerlo. Durante las largas noches de filmación y el frío por el pavimento mojado, Brandon Lee era ejemplo a seguir, ya que nunca se quejaba de las malas condiciones en las que estaban trabajando. Si la estrella mantenía un buen humor, el resto del equipo no tenía más opción que trabajar.
Mucha gente piensa que Brandon Lee quería seguir los mismos pasos de su padre, sin embargo, esta creencia es equivocada. Brandon aceptó papeles en cintas como Rapid Fire y Showdown in Little Tokyo para darse a conocer, pero sus verdaderas intenciones eran esteralizar películas en las cuales no fuese necesario tener que usar sus conocimientos en artes marciales. "Ya quiero terminar las secuencias de acción, ya quiero hacer las escenas donde puedo actuar", comentó en más de una ocasión a varios miembros del elenco mientras filmaba las escenas de Eric Draven cobrando venganza.
Brandon Lee entendió a Eric Draven a la perfección. Durante sus peleas contra la pandilla de Top Dollar es amenazante, burlón, presumido, se toma su tiempo para hacerlos sufrir y transmitirles la misma desesperación que él y Shelly sintieron en la Noche del Diablo. Por otro lado, cuando interactúa con Sarah y Albrecht, su actitud cambia por completo, mostrando su lado humano. Si, tal vez no sea una actuación que pudiese ganar docenas de premios, pero Brandon Lee hizo un muy buen trabajo. Me atrevo a decir que logró darle más dimensión a Eric Draven que la que tiene en el comic. Nunca sabremos qué papeles le esperaban en su futuro, quizá The Crow iba a ser su mejor trabajo de cualquier modo, pero no cabe duda que Brandon todavía tenía mucho por ofrecer.
Como dije la inicio, la llamada "Maldición de Bruce Lee" es solo una leyenda urbana, pero eso no significa que no hubiesen sucedido eventos extraños antes y después del accidente. En The Crow: The Story Behind the Film, Bridget Baiss entrevistó a actores, productores y miembros del equipo, entre ellos Sofia Shinas, quien interpretó a Shelly Webster, la novia de Eric Draven. Entre el caos que fue la producción de la película en Carolina del Norte, Alex Proyas decidió cambiar la manera en la que Eric y Shelly pierden la vida. Originalmente, Shelly iba a recibir un disparo, mientras que Eric caería víctima de uno de los cuchillos de Tin Tin (tal y como lo vemos en la película). Cuando Proyas decidió hacer el cambio, el Departamento de Vestuario recibió la instrucción de colocarle el chaleco antibalas a Brandon Lee. Él se negó ya que pensaba que se notaría detrás de la playera blanca que portaría durante la escena y dijo: "No me lo voy a poner, si llegó mi hora, llegó mi hora". Poco antes de grabar la escena, Brandon le dijo bromeando: "¿Qué planeo hacer después de esto? Casarme, si es que salgo vivo de aquí" y volvió a decir que no tenía miedo, que si era su hora de morir, lo aceptaría.
A esto le agregamos su última entrevista, realizada en el set. En ella él cita un pasaje de Paul Bowles, el cual está escrito en su tumba. El pasaje dice:
"Ya que no sabemos cuándo vamos a morir, llegamos a pensar que la vida es un pozo inagotable. Y, sin embargo, todo llega a pasar solo cierto número de veces, y realmente es un número muy pequeño. ¿Cuántas veces recordarás cierta tarde de tu infancia, una tarde la cual es tan profúndamente parte de tu ser que no puedes concebir tu vida sin ella? ¿Tal vez cuatro, cinco veces más? Tal vez ni siquiera eso. ¿Cuántas veces más verás la luna llena elevarse? Tal vez unas veinte. Y, sin embargo, todo parece ser ilimitado..."
Horas después del fallecimiento de Brandon Lee, el 31 de Marzo de 1993, los miembros del elenco hablaron con Alex Proyas y los productores. "Brandon se esforzó mucho para hacer esta película, debemos acabarla en su honor", a lo cual Proyas accedió siempre y cuando tuviese la bendición de la prometida de Brandon, Eliza Hutton y su madre, Linda Lee. A pesar de que solamente faltaban 8 días para terminar la producción, la presencia de Brandon era esencial. Proyas y su equipo se las ingeniaron para terminar la película utilizando dobles de cuerpo y voz, tomas alternas, así como CG. Es sorprendente pensar que la llegada de Eric Draven a su departamento y su transformación fue hecha con CG y el doble Chad Stahelski. Esto, sumado a largas horas en la sala de edición, dio fruto a la película de la cual estamos hablando a 20 años de distancia.
The Crow es un clásico, una película de culto que sigue vigente hasta nuestros días. Su atractivo va más allá del destino de su estrella, ofreciendo mucho desde el ángulo en el que sea vista, ya sea desde el ángulo de un cineasta, guionista o incluso como una herramienta para tomar fuerzas y superar una pérdida. Donde quiera que esté Brandon Lee, espero que haya recibido la energía de aquellos que tuvieron el honor de conocerlo y sepa que su esfuerzo no fue en vano, ya que The Crow tiene su lugar bien ganado en la historia del cine.
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